¿Y cómo empezó todo?
- Raissa Superfly
- 8 dic 2019
- 3 Min. de lectura
El tener que decidir a qué te quieres dedicar toda la vida a los 18 años es, en mi opinión, una de las cosas más absurdas impuestas por la sociedad. Así como hay personas que nacieron con un don y han tenido las cosas claras desde pequeñes, hay otras que no, y yo soy una de ellas.
A lo largo de 18 años de mi vida, o más bien, desde como los 12, empecé a pensar en qué quería ser de grande y hubo un sinfín de ideas en mi cabeza.
Quería ser maestra, pintora, médica, diseñadora gráfica, animadora digital, ingeniera en sistemas, cronista deportiva, escritora, bióloga marina y seguro mil cosas más que ahora, a mis 25, no recuerdo.
Por una u otra cosa, decidí estudiar algo que se relacionara con la tecnología porque ME ENCANTA, pero también creía -y aún creo- que tengo muchas otras habilidades que no caen en un solo perfil de carrera, sino en mi propio -y único- perfil.
El reto comenzó cuando decidí que quería hacer el examen de admisión para la que es una de las mejores universidades en México y estudié mil años, y el destino hizo que en ese camino tuviera muchos tropiezos, y ahora que lo veo en retrospectiva era porque ese no era mi lugar.
No logré pasar ese examen de admisión y, a pesar de ello, mis papás decidieron darme la oportunidad de llegar a la Ciudad de México para empezar mi proceso de adaptación y por supuesto, estudiar para hacer el examen al siguiente año.
Al cabo de un año de muchas aventuras -que en otro post les contaré- y mucho estudio, logré aprobar el examen de admisión del IPN, y con el tiempo he descubierto que no pudo haber un mejor lugar para formarme que ese instituto sin duda alguna.
Les puedo contar que, conforme a lo que mi poca experiencia me ha dado, he descubierto que tu carrera no te define. Puedes ser una muy buena ingeniera, pero también una muy buena bióloga marina, o maestra, o doctora. La cuestión está en no limitarse.
Uno nunca sabe cuándo va a utilizar las habilidades que tienes por default y que esas te ayudaran a posicionarte en un rol que sea muy tú; en donde puedas tener y crecer tu formación integral y sigas aprendiendo todos los días, todo el tiempo, y de todo un poco. Me hubiera gustado que cuando iniciaba mi carrera hubiera alguien que me dijera que ser ingeniera NO ES solo ser soporte técnico, porque eso hizo que viviera durante muchos años con una carrera que lejos de gustarme, me pesaba. Cuando encontré mi camino en el mundo laboral, me di cuenta que soporte técnico no era lo único que podía hacer, y que podía seguir siendo ingeniera involucrando todas las habilidades que me hacen ser yo misma.
Supongo entonces que el mensaje que les quiero dar es que SIEMPRE involucren sus pasiones en lo que sea que hagan, porque si sabes explotarlas, te abren muchas puertas y terminas trabajando en cosas que son muy divertidas y ni sabías que existían. NUNCA dejen de perseguir sus sueños, por más locos que sean y parezcan, vayan dando pasos firmes porque solo así encontrarán el porqué de su misión en este mundo. No dejen que el camino que toma la mayoría tenga que ser el suyo, porque siempre se puede construir el propio. Y por último, nunca dejen de prepararse. El mundo es de las personas que siguen aprendiendo y estudiando e involucrando nuevos conocimientos en lo que hacen, así que siempre manténganse vigentes y siempre vayan más allá...
- Superfly
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